El sábado ocho de agosto y el domingo nueve se celebra, como cada año, la batalla de Villadangos; una recreación festiva de un hecho histórico medieval.
El año pasado, Mario, el rabelista, y yo, nos pusimos de guasa a pedir limosna mientras Mario tocaba el rabel y a improvisar coplas y yo a hacer caligrafía. Pasamos un buen rato y divertimos a la gente que se congregó a nuestro alrededor e incluso sacamos para un paquete de pipas cada uno.
Estas fotos son de aquel momento:
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